“ Mi relación con la comida ha cambiado por completo en todos los aspectos. De los más importantes para mí, en primer lugar ha sido el tener la mente mucho más abierta a variedad, y en segundo lugar, en cuanto a la ansiedad el papel amable ha sido clave, me he transmitido mensajes a mí misma positivos. Por ejemplo si un día me daba un impulso me he dicho a mí misma cosas como “mañana puedes volver a intentarlo” “no es el fin del mundo haber comido un día un poco más” o “un capricho no tiene importancia, ya que te estás alimentando bien el resto del día” en vez mensajes como “otra vez me siento hinchada, nunca lo conseguiré” o “otra vez te has comido todos los cereales, así jamás cambiarás”. Mi relación con el cuerpo ha cambiado considerablemente ya que me siento con mucha más conexión que en el pasado. Intento alimentarme bien, hago ejericio y el cuerpo me agradece cada cuidado que le doy. ”
