
¿Qué te separa de tu felicidad?
Si nuestra felicidad depende de que tengamos la pareja perfecta, el trabajo de nuestros sueños, la familia idílica, el cochazo del anuncio, la casa con la que siempre soñamos y las vacaciones de lujo; entonces… ¡Olvídate de ser feliz!
Eso solo le ocurre a las Barbies, que vienen conel Ken, la mansión y la autocaravana ya incluidos. Y por supuesto, sin una larga lista de obligaciones y responsabilidades. ¡Es lo que tiene ser de plástico! ¡Paradojas de la vida!
Hemos construido mundos ideales en los que pensamos que seremos felices. No voy a discutir en si esas expectativas son reales o no (pues cuando consigamos el trabajo sufriremos sus responsabilidades, cuando tengamos la casa vendrá acompañada de una hipoteca que pagar, al coche nos habremos acostumbrado a los 2 años y qué decir de la vida en familia…). Permíteme, simplemente, reflexionar sobre la probabilidad de que todo eso ocurra como nosotros esperamos y perseguimos. Estamos apostándolo todo sobre un futuro incierto. Pero, ¿y el ahora? Si esa situación tarda en llegar más de lo previsto, ¿mientras qué? ¿Y si no llega? ¿O si cuando llega no nos hace felices?
¿Estamos dispuestos a sacrificar nuestra “felicidad” solo por una creencia «idílica» (aunque más bien diría falsa)? ¿Sabes qué te separa ahora mismo de tu felicidad? Muy fácil. La creencia de que tienes que conseguir algo más o alcanzar una situación diferente a la actual para ser feliz. Si te deshaces de esta idea y te permites ser feliz ahora, con lo puesto, con tus virtudes y defectos, disfrutarás mucho más que en el mejor de tus sueños.
Desapégate de todos esas expectativas que te alejan del aquí y el ahora. Ábrete a tu vida saboreando cada pequeño momento. Permite en tu cabeza la posibilidad de que igual ese deseo nunca se haga realidad. Observa como junto a él se van muchos de tus miedos y ansiedades. Cuando te deshagas de la idea de que necesitas algo diferente para ser feliz y aceptes lo que tienes y lo que eres en este momento, te sorprenderás a ti mismo siendo feliz.
O mejor: simplemente siendo.
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Cuán familiares se me hacen esas palabras, las recuerdos muy similares de conversaciones por las canteras!! Y q razón llevas!!
Estamos siempre inmersos en el mañana y no nos centramos en el hoy…
Ay Marta qué ilusión que te quedases con ello! Fue un pequeño regalo que me hicieron Las Palmas con su panza de burra en pleno verano. Y al final nos sirvió a las dos.
Suele ocurrir que cuando llegamos al presente, que en su día fue ese futuro deseado y más que deseado, en el que nos proyectábamos siendo felices simplemente por haber alcanzado aquello por lo que estábamos luchando; directamente volvemos a mirar al futuro, sin la capacidad de saborear y permanecer en lo que hemos conseguido. Exigiéndonos que la vida tiene que tener todo lo que desamos para poder permitirnos «ser felices». Hasta que no volvamos a conseguir aquello que queremos, pensamos que no estaremos del todo a gusto.
La trampa es que nuestra mente inquieta siempre mira al pasado con añoranza y al futuro con incertidumbre, con deseo de cambio a «mejor». Incapaz de permanecer quieta y sosegada salta de rama en rama como si de un mono se tratase, y nosotros la seguimos, como si fuese verdad todo lo que nos cuenta. Y es eso, esa falta de aceptación del presente tal y como es, no la situación en sí misma, lo que no nos aleja continuamente de «la felicidad» y nos hace sentir insatisfechos con uno mismo, con la vida.
Muchas gracias por aportar este granito de arena desde las Canteras.(Estoy segura de que algún día, si no es ya, recordarás ese momento con nostalgia, como diciendo pava de mí que sufría por ello. Igual aquello con lo que sueñas llega o igual no. Incluso igual llegan cosas mejores con las que nunca soñaste. Pero en cualquiera de los casos, ninguna de esas posibilidades te quita el derecho de poder saborear el aquí y ahora tal y como es, con sus virtudes y sus imperfecciones).
Qué interesante post, Irene!!
Como dice la frase…»La felicidad es la antesala de la felicidad…» El pensar que pequeñas cosas nos harán felices en un futuro próximo, sin demasiadas expectativas. Pero parece que esa sensación de plenitud se produce en el mismo momento en el que imaginamos lo bien que os sentiremos cuando ese «algo» llegue. Conclusión rápida y sin demasiada reflexión: la felicidad potencial está siempre en el momento presente, independientemente de lo que ocurra más tarde. Cuando entendamos un poco mejor esto quizás nos ahorremos muchos disgustos y muchas decepciones como consecuencia de expectativas que nos alejan de aquello que, como tú bien dices, nos brinda la oportunidad de sentir lo más parecido a eso que llamamos felicidad.
Saludos felices!
Síííí!!! La importancia del saborear la simplicidad y majestuosidad del presente te ofrece grandes placeres y te quita grandes decepciones!! Lo difícil es llevarlo a cabo y vivir en base a ello. Pero poco a poco y a medida que sientes los beneficios sale de manera natural!!
Muchas gracias por siempre poner tu toque personal a lo que escribo. Ya te echaba de menos por aquí! Abrazos!