
¿Qué hacer cuando tengo miedo?
Hay monstruos que viven debajo de la cama, otros dentro del armario. Los hay también que viven al doblar la esquina en mitad de la noche. Pero del que hoy os hablo habita dentro de mí, entre el pecho y la garganta. Se llama MIEDO, FRACASO de apellido y se alimenta de perfeccionismo.
Al principio no sabía que vívía ahí. Solía confundirlo con la sensación de un día gris, o el nerviosismo de un día tonto. Poco a poco, en días de autoexigencia, aprendí a reconocerlo y a llamarlo por su nombre. Aunque por aquel entonces, cuando no lo sentía pensaba que había desaparecido para siempre, que se había ido para no volver (aún en días optimistas me sucede). Pero siempre termina volviendo, a veces para visitas fugaces y otras para largas temporadas.
Eso me hizo pensar que si íbamos a pasar tiempo juntos, lo mejor sería conocernos y llevarnos bien. Al fin y al cabo no sabía nada de él y seguro que tenía mucho que contar. Así fue como comencé a sacar huequitos para pasar tiempo a solas, sin ruidos, ni distracciones. Y la verdad que así de cerca no da tanto miedo. Cuando no lo rechazo y me acerco sin juzgarle, en seguida deja de gruñir y esconde las garras en busca de mimos.
Para llevarle un poco de aire fresco, le presenté a nuestra amiga la respiración y se lo pasa en grande. Ha descubierto que al inspirar y espirar puede hacerse más pequeño. ¡Eso le chifla! (Y sin que nos oiga, a mí también). No sé creo que en el fondo se siente solo y necesita que le escuchen, que le acompañen. ¡Qué difícil debe ser monstruo y que nadie te quiera!
Por eso, hace poco decidí darle espacio dentro de mí y ofrecerle un cuarto en su rinconcito favorito: la zona alta del pecho con vistas al corazón. Para darle la noticia le preparé una fiesta sorpresa con un cartel gigante que decía ¡ERES BIENVENIDO! Cuando lo vió, nos fundimos en un abrazo y desde entonces no he vuelto a saber de él. Una pena ahora que empezábamos a llevarnos mejor. No me preocupo porque estoy segura de que se encuentra bien, si no ya habría vuelto. Ahora sabe que esta es su casa y que cuando necesite volver será bienvenido.
¡¡Abraza el monstruo que llevas dentro!!
Pide tu cita:
Si te sientes identificado y consideras que podría ayudarte, no esperes más y pide tu consulta AQUí o escríbeme a irene@bienestarpleno.es
Comienza tu terapia de forma presencial en Barcelona, u online desde casa por videoconferencia.
Me resulta muy conocido ese monstruito del q hablas, y tú bien lo sabes, pero tus palabras siempre me sirven de mucha ayuda para aprender a disfrutar con el!!
Este póster me ha encantado Irene plata☺️
Ay Marta, cómo me gusta que me escribas!! Pues sí todos llevamos uno o varios monstruos dentro y la realidad es que como dices, suelen coincidir con los de otros. Yo hoy os he presentado mi miedo a fracasar, que en los últimos meses se está haciendo un compañero de viaje, porque viene muy a menudo. De ahí que haya comprendido que o lo abrazo o me come. Te mando otro abrazo para ti!!!
Muy buen artículo Irene. Ameno e inspirador.
¡Felicidades!
Muchas gracias Ernesto, por leer y comentar!
Genial Irene!! Estupendo post y preciosa analogía 🙂 Qué razón tienes. Y es que, ¿Acaso podemos decidir no tener miedo? O donde debemos focalizar nuestra atención es responder ¿Qué puedo hacer yo con ese monstruo?
Eres grande!! Una pena no poder ir hoy a la sesión, espero no fallar en la siguiente!!
Muy grande Ana!! A veces sentimos que ese monstruo es más grande que nosotros, pero somos nosotros quienes lo alimentamos sin darnos cuenta. Aprender a escucharle y ponerle límites, nos hace crecer en la vida!! Así que a seguir creciendo!!
Te espero para la próxima!!