Beneficios Mindfulness: compasión hacia uno mismo
Cuando damos cariño a una persona, terminamos por quererla. Sin embargo, y paradójicamente, cuando nos acostumbramos a querer tendemos a olvidarnos de dar cariño. Porque… ¿sabéis qué?
Cuando damos cariño a una persona, terminamos por quererla. Sin embargo, y paradójicamente, cuando nos acostumbramos a querer tendemos a olvidarnos de dar cariño. Porque… ¿sabéis qué?
En este tiempo os he hablado de una forma un tanto singular sobre la aceptación, el dejar ir, escuchar tu cuerpo, el fundirse con el presente… Los que me conocéis de cerca, sabéis qué hay detrás de eso, algo que lo engloba todo. Pero los que no, los que sois nuevos por aquí, os preguntaréis : ¿CÓMO? ¿Cómo me acepto? ¿Cómo dejo ir? ¿Cómo escucho mi cuerpo? ¿Cómo me centro en el presente?
Muy fácil, la solución se llama Mindfulness. ¿Alguna vez has oído hablar de ello? ¿No? ¡Pues allá voy!
Respira.
Respira y sentirás.
Sentirás la vida.
La vida pasar.
Pasar, pasar por tu cuerpo.
Tu cuerpo, aquel que siempre te acompaña.
Él es el que permanece en lo bueno y en lo malo. Sin juzgar. El que recoge y guarda todo lo que acontece. No habla. No te da consejos. Simplemente te soporta y te da soporte. Es más sabio que esa mente que no calla. A la que siempre escuchas y siempre te engaña. Él sabe acoger sin hablar. Sabe escuchar, pero también expresar.
Siempre se habla de la privatización de la salud y la educación. Pero nadie lo hace sobre la privatización de la felicidad. Quizá sea porque nunca llegó a ser pública. Muchos estaréis pensando: “Ya lo que faltaba, pagar impuestos para que el vecino sea más feliz”.