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Bienestar Pleno: Equilibrio Con Nuestra Naturaleza

Bienestar Pleno: equilibrio con nuestra naturaleza

Bienestar Pleno: comienza por vivir en equilibrio con nuestra naturaleza humana.

Bienestar Pleno: comienza por vivir en equilibrio con nuestra naturaleza humana.

Vivimos en una sociedad en la que lo tenemos «todo» de forma inmediata y sin grandes dosis de esfuerzo. Que tenemos frío, con subir la calefacción basta. Que queremos comer algo, con ir al frigo a dos pasos del sofá… TACHÁÁÁNNNN!! Un montón de alimentos ricos (en azúcares y conservantes) ante nuestros ojos. Que estamos aburridos sin saber qué hacer,  nada como encender la TV o el ordenador para echar la tarde. ¡¡BIENVENIDO A LA SOCIEDAD DEL BIENESTAR!!

Espera, espera… ¿Es eso bienestar? ¿Alguna vez te has parado a pensar qué es el bienestar pleno?

La abundancia que nos rodea y se ha normalizado en nuestro día a día, está en la base de los grandes problemas de salud e insatisfacción vital, cada vez más habituales. Sí, sí, lo que consideramos las bases de la sociedad del bienestar, son las mismas que nos separan del bienestar pleno.

¿Cómo puede ser que la sociedad del bienestar nos aleje del bienestar pleno?

No es que seamos estúpidos, ¿o sí? Bueno, la cuestión es que la facilidad que tenemos hoy en día para cubrir nuestras necesidades básicas, supone una tentación demasiado grande como para imponernos a ella y coger el camino del esfuerzo. Movernos andando, en vez de coger el coche; hacer ejercicio, en vez de rendirnos al sofá; etc. Sí, reconozcámoslo lo fácil es agradable, pero he ahí lo peligroso: que a pesar de que a la larga nos aleja de nuestras necesidades básicas resulta difícil decir que no.

¡Pero no puede ser! ¡Una vida sin todas esas facilidades sería mucho más dura! Sí, pero puede que más congruente y más plena… ¿Quizá hayamos olvidado lo que realmente es sentirse bien, sentirse pleno? Porque…

¿Qué es el bienestar pleno?

El bienestar pleno es algo más que ir al gimnasio un par de horas a la semana, comer productos bajos en calorías y pasar por el masajista una vez al mes para aliviar tensiones. Estos son tiritas. Fórmulas aisladas y artificiales que nos propone la sociedad para suplir lo que antes nos ha quitado al establecer nuevos hábitos, reforzados más por la facilidad que por hacernos sentir plenos.

El bienestar pleno es un estilo de vida congruente con lo que somos como especie y con los  miles de años de evolución, adaptación y supervivencia. Por tanto, es pasar tiempo en espacios abiertos, en los que estar en contacto con la naturaleza, con la luz, el aire. Es estar en movimiento de forma continua, con una actividad física diaria. Es socializarse con los nuestros de manera que los podamos tocar, abrazar, momentos en los que dejar a nuestro cuerpo comunicarse y expresarse (más allá de tu dedo pulgar). Es sacar lo que llevamos dentro a través del arte, la música, la danza… (manifestaciones universales presentes en todas las sociedades y tribus). Es comer alimentos que nos da la naturaleza y no producidos en fábricas.

Y digo pleno, porque como vemos no es el reflejo de una acción aislada, sino el resultado de nuestro estilo de vida. Del conjunto de nuestros hábitos, que no solo nos engloba a nosotros como individuos, sino también la especie a la que pertenecemos, la cultura de la que bebemos y la relación con el medio del que nos nutrimos.

¿En qué momento nos alejamos del bienestar pleno?

No lo sé. Sólo sé que como animales, el bienestar pleno es inherente a nuestra forma natural de vivir (biológicamente tendemos al equilibrio). Pero en el caso de los humanos, esta ha sufrido muchos cambios a lo largo de la Historia. Y por tanto, somos nosotros (como sociedad y como individuos) los que renunciamos a nuestro bienestar al alejarnos de ella. Eso no quiere decir que tengamos a volver a las cavernas y renunciar a los avances de los últimos siglos. Sino integrarla en nuestro día a día con nuestras obligaciones laborales, familiares, educativas… del siglo XXI. O simplemente, repensar si queremos mantener esas obligaciones como hasta ahora.  Se trata de encontrar un equilibrio entre lo que somos como especie y lo que nos ofrece la cultura.

Y aunque como sociedad sea más difícil alcanzarlo, al igual que ocurre con todos los cambios sociales, como individuos está a nuestro alcance volver a escuchar nuestros instintos. Volver a conectar con la base sobre la que se asienta nuestro comportamiento animal, que en algún momento de nuestra vida comenzamos a ignorar, hasta olvidarnos de que existía. Este es un ejercicio personal que debemos hacer si queremos recuperar el equilibrio, que nos acerca a nuestro estado de salud, de felicidad. En definitiva, de bienestar pleno.

 

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Esta entrada tiene 2 comentarios
  1. Que interesante y cuantos conceptos que invitan a reflexionar y a re pensar nuestras conductas cada uno de nosotros tiene su propia cultura y no es tarea facil replantearse como queremos vivir, que practicas son nocivas y cuales necesitamos incorporar para vivir en armonia con nuestros pares y con la naturaleza toda. Sin dudas, la filosofia del Buen Vivir es un excelente punto de partida. Muchas gracias por el aporte!!

    1. Sin duda gracias a ti por leer y por nutrir el blog con tu opinión. Como dices todos tenemos una cultura, unos orígenes que no podemos olvidar, pero al mismo tiempo todos tenemos una misma naturaleza, que es la animal, que forma parte de nuestras necesidades y que no podemos olvidar. Espero que te sirva para alcanzar ese Buen vivir o Bienestar Pleno, que de forma inherente todos buscamos! Un saludo!!

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